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miércoles, 12 de febrero de 2014

¿Son las artes marciales eficaces?

De unos años a esta parte han surgido múltiples sistemas de defensa personal o de combate que se venden con la etiqueta de sistemas eficaces en comparación (y detrimento) de las artes marciales clásicas o tradicionales (Judo, Karate, TKD, Taiji Quan…) más orientadas a otras facetas (supuestamente) ajenas a la eficacia en combate y a la salvaguarda de la integridad.

Estos nuevos sistemas (con términos como Method, System, Urban, Fighting, Revolution, Operativo, Integral…) se presentan (y venden) como la panacea y solución universal a toda situación conflictiva con su mera práctica.

Pero, ¿es posible? ¿Existe el arte marcial definitivo ultra eficaz?

Analicemos para ello tres palabras supuestamente sinónimas: Eficacia, Eficiencia y Efectividad.

EFICACIA:
Denominaremos así la capacidad de alcanzar exitosamente los objetivos en el tiempo establecido, esto es, “hacer lo necesario”.
Por tanto, es independiente de la cantidad de recursos (dinero y horas) empleados y es necesario un objetivo claro al que llegar.

EFICIENCIA:
La describiremos como la capacidad de solventar problemas usando la menor cantidad de recursos posibles, es decir, “hacerlo bien”.
Es independiente del objetivo que quiero alcanzar. Sólo se focaliza en el uso inteligente de nuestras opciones, con lo cual podremos ser eficientes y no ser eficaces.
La eficiencia, por tanto, depende del costo energético (físico y mental) requerido para el resultado deseado.

EFECTIVIDAD:
La definiremos como un equilibro proporcional (ni fijo ni céntrico) entre la eficiencia y la eficacia (en función de mis intereses y del momento), esto es, la capacidad de ser eficiente y eficaz en el logro de mis objetivos.
Para valorar la efectividad podemos usar tres simples métodos: focalizado, diferencial e integral.
  • Efectividad focalizada: Es la simplificación del gesto técnico en una prueba simplificada (pero con exigencia de la capacidad física similar a la ejecución en situación real), es decir, la determinación de la eficacia de la respuesta con ataques predeterminados (la técnica, lado del cuerpo, altura…).
  • Efectividad diferencial: Se encuentra en el mismo entorno anterior y con las mismas condiciones, pero determinaremos la eficacia de los gestos técnicos no implicados directamente en la prueba. Es una análisis de optimización (posición, orientación corporal, distribución de pesos…) al inicio, desarrollo y fin de la prueba simplificada. Los movimientos nunca son simples y fáciles de aislar. Con esta prueba podemos valorar la contribución de las partes excluidas de la prueba al movimiento global.
  • Efectividad integral: es la evaluación de la efectividad técnica en su conjunto. Realizaremos pruebas lo más próximas posibles a la situación real y compararemos la eficacia obtenida en los resultados con la eficacia obtenida en las situaciones simplificadas anteriores. Lo ideal sería comparar mis resultados con situaciones reales, pero esto en términos de defensa personal no es muy aconsejable, aunque si mucho más indicativo y ajustado.

Veamos ahora una ejemplificación práctica en un contexto pausible:

Supongamos que dos personas (A y B) desarmadas en una situación determinada (e ideal) van a comenzar a agredirse.


¿Cuál es el objetivo? Ha de ser un objetivo que dependa de la habilidad marcial, con lo cual excluimos correr (SIEMPRE la mejor opción) y factores externos que puedan influir en una resolución satisfactoria para uno de los contendientes (amigos, policías…). Con esto, nuestro objetivo será: ¡Ganar sacando los dientes al otro!
Desarrollo pausible. A ha impactado varias veces (6-7) en los dientes de B y ha ganado la pelea, aunque B le ha impactado 2 veces, generando el mismo daño que A.

En esta situación A ha sido el eficaz, porque ha conseguido el objetivo (ganar sacando los dientes), aunque haya necesitado más golpes que B para ello y haya perdido los propios en el proceso.

En cambio B ha sido más eficiente, porque ha sacado los dientes de A en menos impactos, independientemente del resultado negativo para él.
No obstante, si A no hubiera recibido ningún impacto hubiera sido también el eficiente y por tanto el efectivo.

Entonces, en defensa personal, ¿preferiremos ser eficientes o eficaces? Parece que lo primordial es conseguir el objetivo, pero claro si en el camino pierdo mis dientes no es una opción agradable. Entonces, ¿eficiente? No. Porque puedo no conseguir el objetivo. Así que deberemos buscar una sostenibilidad entre ambas.
  

Cuando dos tigres se pelean, uno siempre sale herido y el otro muere
Proverbio chino

Bien, y ¿cómo aprendo todo esto? Practicando el arte con el fin para el que fue creado. Pensemos que uno de los objetivos de la práctica marcial es la mejora de nuestro rendimiento en situaciones de defensa personal.

Por ejemplo, está claro que un libro es una fuente de conocimiento que nos iluminará y hará ver el mundo con otros ojos.


Pero para conseguirlo, hemos de leerlo (entendiendo leer como comprender, analizar, poner en práctica y obtener conclusiones propias), no destinarlo a otro fin, en cuyo caso no dejará de ser más que un objeto bonito, pero inútil (en cuanto al fin original).



Llegados a este punto, podemos afirmar que nuestro arte marcial es la herramienta (recurso) que debemos utilizar; y aunque en si mismo tenga todo el potencial para llegar al éxito (objetivo), es el practicante el que debe saber utilizarlo con este fin.

Así visto, parece que la eficacia en una situación “real” depende sólo de la capacidad física de ejecutar tal o cual técnica, pero hemos visto antes como la eficiencia depende del uso inteligente de mis opciones, así que la mente parece que tiene algo que decir.

Preguntémonos: ¿estamos practicando la actitud mental? Es más, ¿estamos dispuestos a practicarla? En este mundo marcial heterogéneo hay una gran diversidad de intereses (todos válidos) que motivan la práctica, y la práctica de mi actitud dependerá de con quien practique, puesto que no es lo mismo con quien lo hace por hacer deporte, por pasar el tiempo, como filosofía de vida, como sistema marcial o sólo como defensa personal.

Está claro que la actitud mental es fundamental en situaciones de defensa personal, pero ¿cómo debería ser? Determinada pero libre. Determinada porque no puedo perder de vista mi objetivo (salir airoso y de una pieza como sea) y libre porque no puedo condicionarme por la actitud del agresor (insultos, gestos, provocaciones…) ni descentrarme (mushin). El control de la respiración es aquí un elemento fundamental.

Un ejercicio interesante es intentar llegar al límite mental. ¿Cómo? Cuando estás agotado físicamente y te presionan (agresión física o mental) intensamente y sin ceder, ¿claudicas o reaccionas? ¿Cómo es esa reacción? ¿Ha salido lo practicado o no? ¿Por qué?

Pensemos que en situación de estrés no todas las personas son capaces de mantenerse tranquilas y pensar y actuar con claridad. No son capaces de adaptarse al entorno y a las circunstancias.

Por ejemplo, todos somos capaces de salir de una habitación abriendo una puerta moviendo la manilla de un modo totalmente mecánico. Nadie diría que se necesita una actitud mental para ello. Pero si el mismo entorno lo envolvemos en llamas muchas personas no serían capaces de salir de la habitación por culpa del pánico, y su vida quedaría condicionada a que la puerta fuese del tipo Antipánico, porque empujar la puerta es más primitivo y básico que girar la manilla (a pesar de ser un gesto mecánico y fácil).

¿Esto lo hemos incorporado a la práctica de la defensa personal?

Entonces, ¿un arte marcial te da opciones en una situación de defensa personal? Si. ¡Pero no te asegura nada! No debemos confundir un arte marcial con la habilidad del practicante. No hay sistemas mejores ni peores, sino practicantes mejores y peores. El que una técnica sea efectiva, no quiere decir que seamos capaces de aplicarla.

No obstante, las artes marciales son hoy en día un Budo, por tanto, algo más que simple eficacia. El arte marcial te enseña (además de defensa personal) a conocer tu cuerpo, a expresarte con él y a obtener confianza y seguridad en ti mismo.

Para aquellos que sólo buscan la eficacia les es más fácil, cómodo y rápido comprarse un arma de fuego y aprender a usarla. No creo que nadie practique y persevere en un arte marcial (entendido como sistema de defensa personal) para su uso inmediato.

La mayoría de los practicantes que conozco no han tenido que poner en práctica NUNCA sus conocimientos y habilidades. Entonces, practicar un arte marcial a lo largo de los años con la única finalidad de la eficacia es un poco absurdo cuando su puesta en prácticas reales probablemente suceda nunca o una vez (dos si es muy desafortunado). Si son más, es que igual el problema es uno mismo.

No quiere decir esto que debamos perder de vista lo que hacemos y para que lo hacemos, pero tampoco que vayamos por la calle viendo venir los charlies.

Cada arte marcial tiene un sistema metodológico propio y diferenciado que nos puede gustar más o menos. He ahí donde debe estar la elección del practicante. ¿Cómo prefiere aprender?

Una vez elegido el sistema, a medida que se avanza en conocimientos y habilidades, debemos preguntarnos si somos o no capaces de aplicar lo que sabemos y valorar:
  • ¿Cómo práctico lo que quiero conseguir?
  • ¿Por qué no me funciona la técnica X?
  • ¿Tengo la habilidad necesaria?
  • ¿Tengo la actitud mental necesaria? 
  • ¿Recreo el entorno adecuado?
  • ¿Cómo puedo optimizar mis resultados?
  • ¿Soy eficaz, efectivo o eficiente? Si o no y ¿por qué?

En conclusión, un arte marcial no es efectivo, sólo es la herramienta que ayudará al practicante a ser efectivo (o no).

Así que ya sabéis, ¿queréis un arte marcial eficaz?... Más tatami.



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3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con el artículo pero me gustaría añadir una cosa más. Todas estas "artes marciales" modernas (entre comillas porque son sistemas de defensa personal, no artes marciales como las conocemos nosotros) lo que te venden es la eficacia en combate y eficiencia en el tiempo de aprendizaje. Es decir, entrenando meses alcanzas un nivel de peligrosidad relativamente alto para el tiempo que llevas practicando pero generalmente dejando a parte cosas como el control sobre la acción o la eficiencia de la técnica. Sin embargo las artes marciales (tradicionales) necesitan mucho más tiempo para tener una eficiencia y un control mucho mayores, a costa de que durante los primeros años no se alcanza la eficacia que te prometen los sistemas de combate.

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    1. Hola Mario. Cierto lo que dices. Sí, un arte marcial es algo más.
      No obstante no se hasta que punto es verdad la "supuesta" habilidad adquirida en un breve periodo de tiempo a alguien que no tiene ninguna experiencia... No creo que existan atajos en el camino de la efectividad, ni que los sistemas "modernos" sean más rápidos de asimilar que las artes marciales.
      Todo depende de la práctica y como lo enfoques.

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  2. Me parece que los sistemas modernos o cursos de corta duración, carecen realmente de efectividad en aplicación. Como dice el artículo, es el artista marcial con su constante entrenamiento, el que va tornándose efectivo a medida que avanza en el tiempo. He tenido varios alumnos de diferentes fuerzas públicas, todos confesando haber olvidado lo impartido en la academia. Sin entrenamiento constante, pretender algo, es igual que esperar que sobreviva una planta, sin regarla periódicamente.

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