Quién no ha oído de boca de algunos compañeros de
práctica que ellos practican un Arte Marcial Tradicional. Y no el arte a secas,
¡no! Sino ¡Tradicional!
¿Qué bien suena eh? T-R-A-D-I-C-I-O-N-A-L.
Pues bien, he aquí un adjetivo añadido para dar mayor
caché a la práctica de uno y diferenciarse superiormente de las prácticas de
todos aquellos que comparten el arte o sistema pero que supuestamente no
practican igual.
¿Qué implica que se adjetive Tradicional?
Implícitamente quiere parecer que se está más próximo a
la verdad; ya que no se practican sucedáneos ni derivados del Arte primigenio.
Que se conserva y mantiene en su estado original sin alteraciones.
Mmm… así a bote pronto, parece que hay un pequeño
problema. Si algo es eternamente joven, es que no madura, no evoluciona. Con todo lo que
implica.
¿Y qué es la verdad?
Si hubiera una única verdad no sería posible pintar
cientos de cuadros sobre el mismo tema.
Pablo Picasso.
¿Qué significa Tradicional?
Ayudándonos de la RAE podríamos definirlo, en el caso de un arte
marcial, como aquel que es conservado y trasmitido de generación en generación.
Bueno… Así visto, parece que es lo que hacemos todos,
¿no?
Cuando nos iniciamos en la práctica marcial, por ese mero
hecho, ya mantenemos vivo el arte, sus costumbres, sus enseñanzas y todo
aquello que lo compone. Esto es: conservar.
Todos hemos aprendido de alguien, que a su vez aprendió
de otro y que posteriormente algunos han enseñado estos conocimientos a otros.
Esto es: trasmitir de generación en generación.
Mmm… entonces, ¿Tradicional se referirá a alguna época?
En ocasiones, al emplear tradicional se quiere dar una
imagen ancestral, de proceder de otra época, como un valor añadido. Esto es una
imagen vintage y romántica, ya que convierte opiniones e interpretaciones de
maestros que vivieron en otro tiempo, en un contexto histórico, cultural y
social diferente al nuestro, en una especie de tablas de la ley, inamovibles e
inalterables, y prohibiendo sus reinterpretaciones o refutaciones, rechazando
todo lo moderno o actual como algo detestable.
En el caso de las artes marciales japonesas es muy
recurrente realizar el corte en la restauración Meiji.
Bien. ¡Aceptemos barco! ¿Quiere decir esto que antes no
existía este debate?
Es bastante improbable. Siempre que ha habido cambios e
innovaciones en la historia de la humanidad, que afectaban o cuestionaban al establishment
imperante, ha conllevado un rechazo, tachándolo de herejía incluso, como por
ejemplo el sistema heliocéntrico de Galileo. Y esto parece bastante
extrapolable a muchas artes marciales, en épocas (no tan lejanas) donde el
hermetismo, la jerarquía y la pleitesía estaban a la orden del día. Pensemos
que quizá lo que hoy consideramos como lo más alejado de la tradición, sea lo
más tradicional en el siglo XXII.
Pero claro, ¿qué pasa con todas aquellas Ryu Ha nacidas
bastante avanzado el siglo XX que presumen de ser Tradicionales? ¿Va a ser que
una fecha concreta no sirve para discriminar la tradicionalidad?
[…] sigo sin saber muy bien que es lo que muchos
entienden por karate tradicional. ¿A qué época se refiere? ¿Eres tradicional
porque eres alumno de algún renombrado maestro? ¿O tradicional es el karate que
va de 1930 a 1960 o de 1900 a 1930? Son muchas las personas
que se aferran a ese concepto esgrimiendo argumentos totalmente distintos.
José Luis Prieto.
El que alguien haya postulado algo hace 100 años no lo
convierte en una verdad. Bueno… ¡100 años! ¡Si muchos que afirman hacer
tradicional practican sistemas o estilos que no tienen esa antigüedad!
Es una opinión o una interpretación personal, que hoy en
día puede ser válida o no. Porque por encima de ser reputados maestros, son
humanos, y también pueden errar, ¿o no? ¿O acaso seguimos afirmando que la
tierra es plana?
En los Densho o Makimono tradicionales pueden verse
enmiendas y tachaduras realizadas por Maestros posteriores al fundador de la
escuela. No es que se reniegue de la enseñanza, del conocimiento antiguo,
heredado, sino que el tiempo hace que tal o cual precepto, tal o cual norma o
postulado quede obsoleto, sea superado incluso rebatido.
Cayetano Sánchez.
Me sorprende que nadie haga Tradicional de la época
pre-Gi-actuales. No veo ninguna Ryu Ha Tradicional que entrene sistemáticamente
sin Gi, ¡y sin cinturones! ¿A ver si va a ser que es más lúcido ir con Gi y
cinturón negro que sin ello, y para eso ya no importa que sea o no Tradicional?
Por tanto, no podemos vincular el término tradicional a
una época determinada, ya que esta es una percepción vinculada a nuestra
experiencia vital y edad. Para algunos, Frankenstein de Boris Karloff (1931) es
un clásico del cine, pero para otros ya lo es Matrix (1999-2003).
Recordemos que la tradición del mañana la estamos
construyendo hoy.
¿A qué se refiere realmente entonces Tradicional?
Según afirman algunos, a que no hacen una práctica
deportiva o deportivizada, sino que mantienen el espíritu originario del
estilo, escuela o sistema.
Con esto se pretende indicar que se ha mantenido
inmutable durante el tiempo desde la concepción original del maestro fundador
de la escuela, estilo o sistema.
Pero, ¿realmente se ha mantenido inmutable?
En la vida todo está continuamente en evolución.
Ludwig von Mises.
Creo que todos los practicantes de cualquier arte marcial
reconocerán que sus sistemas no son iguales hoy que hace un siglo. Es más,
incluso me atrevería a afirmar que no son iguales ahora a cuando empezaron a
practicarlo. Podrán ser mejores o peores, pero desde luego nunca iguales,
porque ya sea en mayor o menor medida, habrán evolucionado, cambiado o
adaptado.
Tradicional no es inmutable, porque nuestro arte
tradicional ha derivado de otro arte marcial o estilo. Todas las artes
marciales han ido modificándose por maestros que han decidido añadir sus
visiones, expresiones, pensamientos y sistemas metodológicos.
Curiosamente, hoy, algunos son considerados padres de
sistemas tradicionales, aunque seguro que en su época no era así.
Una vez que finalicé lo que estaba destinado a tener
éxito, el cambio de manos “chinas” a manos “vacías” me dediqué a otros asuntos
de revisión y simplificación. Esperando ver al karate incluido en la educación
física enseñada en nuestras escuelas públicas, me puse a revisar los katas para
hacerlos tan simples como fuese posible. Los tiempos cambian, el mundo cambia y
obviamente las artes marciales deben también cambiar. El karate que los
estudiantes de las escuelas superiores practican actualmente no es el mismo
karate que se practicaba tan solo hace diez años, y hay una gran diferencia con
el karate que yo aprendí en Okinawa cuando era chico.
Funakoshi Gichin, Mi Camino.
Curioso este doble rasero, en donde parece que algunos
discriminan en función de la nacionalidad del maestro, estando en primer lugar
cualquier nacionalidad asiática… Pero, ¿en serio vamos a considerar la
nacionalidad de un maestro para dar validez a su aportación al arte?
Sigamos.
Todas las artes marciales nacieron como sistemas para la defensa
personal o para la batalla, y por tanto, llevan intrínsecas unas ideas de
simplicidad y brutalidad como eje central. El entorno, militar o civil, en el
que se hubiesen creado y desarrollado es irrelevante; el objetivo era el mismo:
solventar una situación adversa con el mínimo esfuerzo y daño personal, y con
la mayor brevedad y eficacia posibles.
精力善用.
Seiryoku Zenyo. Máxima eficacia con el mínimo esfuerzo.
Jigoro Kano.
Implica esto por tanto, que desde su concepción inicial
hasta su estadio actual, el arte marcial se ha ido adaptando, modificando y
desarrollando por el sistema de ensayo-error ante los diversos cambios
acaecidos en el tiempo, buscando una eficacia y simplicidad máximas.
¿Y cuáles son algunos de los cambios más importantes en
lo relativo a las artes marciales? Las armas y la sociedad.
Las Armas: Desde que existen las armas (blancas o de
fuego) estas han desequilibrado la balanza del combate a su favor, siendo
determinantes en cualquier conflicto habido y por haber. Por tanto, esto afecta
a los desarrollos de cualquier arte marcial, modificando o adaptando sus
objetivos y trabajos. No podemos actuar igual ante un enemigo armado que ante
uno desarmado. ¿Lógico no? Del mismo modo, la práctica de determinadas armas no
es funcional a día de hoy. ¿Quién lleva Sai o Katanas por la calle para
emplearlas en caso de necesidad? ¿Y qué opciones tendríamos ante un arma de
fuego con armas blancas? Ya no digo con las manos vacías…
La Sociedad: Afortunadamente muchos países del mundo
tenemos la suerte de vivir en sociedades pacíficas, donde no tenemos conflictos
armados o donde la violencia campe a sus anchas, a pesar de que siempre
existirán conatos de violencia. Muchas personas (y practicantes también) han
conseguido vivir hasta edades avanzadas sin haber participado en ningún
incidente violento (con armas o sin ellas) a los largo de sus vidas.
Estas sociedades de bienestar y seguridad condicionan el
comportamiento, la determinación y la práctica. Nadie practica pensando que
mañana puede morir si no sabe emplear su arte, más bien practica por el
disfrute que le proporciona la práctica en sí misma.
¿Recuerdas cuando hacías las cosas por el mero placer de
hacerlas?
Una pregunta para aquellos que defienden que practican
con otra actitud, preparándose incluso para la muerte, con lemas tipo matar o
morir.
¿Realmente has aceptado tu muerte? ¿Eres un samurái en el
siglo XXI? ¿Y cómo entrenas para ello? ¿Ante Oi Zuki?
Pero veamos. ¿Cómo son las artes marciales hoy?
Básicamente poseen dos vías, que dependiendo del sistema
o del maestro, pueden estar más o menos próximas entre sí.
Un camino de desarrollo y superación personal, con un
añadido filosófico-religioso culturalmente diferente al nativo en la mayoría de
los casos. El llamado Do.
Detrás de todo arte marcial encontrábamos una filosofía.
La filosofía encaminada a mejorar al hombre en las dos facetas, la física y la
espiritual.
José Ramón Díaz Hevia.
Un deporte. Entendido como una actividad física
ejercida como juego o competición sujeta a normas.
Negar esto sería absurdo. Así son las artes marciales
hoy. Nos guste o no.
En cuanto al desarrollo y superación personal… pues eso:
es personal. Con todo lo bueno y malo que implica. Aunque en un porcentaje alto
de los casos va aparejado a la adquisición (mágica en muchos casos) de valores
éticos y morales extrapolables a la vida cotidiana… y a sudar un poco
(estudiando poco vaya) haciendo “ejercicio” para sentirse mejor.
Nunca he visto un cartel anunciando un Arte Marcial en el
que vendieran que te preparan para matar y sobrevivir. ¡¡Nunca!! Más bien veo
carteles que anuncian la adquisición de unos valores, la obtención de una
mejora saludable del estado físico y/o la participación en eventos deportivos.
Postulemos: Un arte tradicional es un camino de superación
personal.
Pero, ¿qué no lo es? Un objetivo en cualquier actividad
es hacerlo hoy mejor que ayer, y mañana mejor que hoy. ¡¡Tachán!! Superación
personal conseguida.
No quiero decir con esto que no haya practicantes a los
que la práctica de un arte marcial, así como cualquier otro deporte, no les
haya modificado su actitud, su comportamiento, su vida, habiéndoles permitido
superarse a sí mismos y realizar cosas que nunca habrían soñado. Hay
innumerables ejemplos de esto. A lo que me refiero es que esto no es
consecuencia de la práctica en sí misma, sino del grupo en el que se integra, y
en gran medida de las capacidades empáticas del maestro que ha sido capaz de leer
y guiar los esfuerzos del practicante en otra dirección.
Postulemos: Un arte tradicional aporta valores al
practicante.
¿En serio? ¡Es que a ver si la educación recibida por
cada uno en nuestro entorno social-familiar no influye para nada!
Es cierto que cuando se enseña y se comparte mucho tiempo
con niños se puede llegar a ser un modelo para ellos, más como algo lógico
debido al propio desarrollo físico-psíquico del niño que como una consecuencia
propia de la práctica. Además siempre se habla de inculcar valores en niños, no
en adultos. ¿Por qué? ¿Es que el adulto no adquiere los mismos valores? ¿O será
que el tener ya un carácter formado es impermeable a las grandes propiedades
terapéuticas de la práctica marcial tradicional?
Por lógica, podemos afirmar que la adquisición de valores
por la propia práctica pierde su validez. Sólo es un bulo… ¡que vende!, pero
bulo al fin y al cabo.
Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte
en una verdad.
Joseph Goebbles.
Entonces da igual todos los epítetos que pongamos a
nuestro arte marcial: tradicional, clásico, antiguo, original, auténtico… tanto
sea en español, japonés o cualquier otro idioma. Lo que se pretende definir en
la mayor parte de las ocasiones es que no es competición.
Pero, ¿por qué sucede esto?
Básicamente por la vasta apropiación mediática y de
difusión de la faceta deportiva/competición del arte, cuando debería ser la
faceta deportiva la que llevase el adjetivo diferenciador. Porque no olvidemos
que esta es una derivación del arte, y no al revés. Por eso tenemos Fútbol y
Fútbol Sala y no Fútbol y Fútbol Campo.
¿Es negativa la faceta deportiva per se?
No. Pero su énfasis y conversión en única focalización de
la práctica sí.
Si hasta los que se consideran más tradicionalistas, que llegan
a entender la faceta deportiva especializada como una degeneración de sus
sistemas, organizan campeonatos. El problema surge cuando esta faceta se
convierte en la definición del propio arte y toda su práctica está basada en
una normativa vigente, que cambia según modas, con el fin único de ganar
campeonatos y atraer atenciones mediáticas obviando elementos intrínsecos del
arte marcial porque no son válidos o útiles para la victoria deportiva.
La moda es un esperpento tal, que nos vemos obligados a
cambiarla cada seis meses.
Oscar Wilde.
Pero preguntémonos sinceramente: ¿seríamos tantos
practicantes o se hubiese expandido tanto nuestro Arte sin la faceta deportiva?
¿Habríamos llegado siquiera a oír hablar de nuestro propio arte marcial? Quizá
sí, quizá no.
Porque deporte (de competición) y arte (budo)
no son una mejor que otra, sino simplemente cosas diferentes, con puntos en
común, que pueden recorrer caminos y perseguir objetivos similares o totalmente
diferentes.
Podemos encontrar infinidad de imágenes y frases por las
redes sociales aludiendo a estas diferencias:
- Lo tradicional es para uno, lo deportivo para el espectador.
- Lo tradicional hace que te preguntes porqué, lo deportivo cómo.
- Lo tradicional no tiene reglas, lo deportivo sí.
Uno de los problemas es que ambos practicantes progresan
por el mismo sistema de grados, cuando, en mayor o menor medida, no tienen
objetivos ni trabajos similares entre ellos. Aunque las pruebas que determinan
el nivel y conocimientos sí son las mismas en muchos casos.
Tradición y deporte no son antagónicos. ¿Acaso no hay deportes tradicionales? ¿O no hay artes marciales tradicionalmente deportivas? Es una cuestión de preferencias e intereses personales.
Es curioso cómo muchos tradicionalistas, entendido como
no deportivo/competitivo, realizan una práctica deportiva, aunque no compiten…
en campeonatos oficiales. ¡Por qué la mayoría hacen sus propios campeonatos!
El que exista una parte deportiva, parece exigir que
exista una parte no deportiva, muchas veces llamada tradicional en un intento
de propuesta antagónica, y que actualmente se emplean como términos antípodas.
No sé qué es Karate deportivo o tradicional, sólo
entiendo karate. Lo que se haga a modo deportivo no debería denominarse Karate.
Tampoco me gusta el término tradicional… pero existiendo el término deportivo,
la gente busca un opuesto, aunque ninguno de los dos define nada realmente.
César Cámara Martín.
Dejemos de etiquetar nuestro arte como tradicional o
deportivo. Las etiquetas sólo sirven para definir y entrar en las mentes
cerradas, ya que al categorizar su sistema les facilita comprenderlo y
entenderlo.
Pero nadie dijo que el arte marcial fuese fácil.
Seamos mentes abiertas inquietas y hambrientas y
aceptémoslo como es, con su heterogeneidad, por mucho que nos cueste.
Think outside the box.
Luego elijamos nuestro camino, porque nadie lo va a
recorrer por nosotros. Disfrutémoslo.
Muchos practicantes (tradicionalistas y no
tradicionalistas) han olvidado, o quieren olvidar, que cualquier arte tiene que
evolucionar para sobrevivir, perdurar y mantenerse vigente. Es ley de vida.
Lo tradicional en las artes marciales es evolucionar.
Hiroo Mochizuki.
Entonces esto nos lleva a una cuestión básica: evolución,
¿sí o no?
Rotundamente SI. Todo en la vida evoluciona, y aquello
que no evoluciona, queda obsoleto y perece.
La evolución es tan creativa. Así es como tenemos
jirafas.
Kurt Vonnegut
Si tomamos de ejemplo el arte, vemos que esto es también
aplicable, ya que las últimas tendencias artísticas no habrían sido posibles
sin todos los movimientos artísticos previos que fueron evolucionando y
cambiando con el tiempo, al igual que la visión y concepción por parte de los
artistas del ser humano (con sus virtudes y miserias) y del mundo (encuentros
geográficos y culturales, mal llamados descubrimientos), sin olvidar el
pensamiento o religión imperante del momento. Esto ha pasado en la pintura, la
música… y en el deporte.
¿Cómo debería ser la evolución del Arte Marcial?
Fácil. Como en cualquier otro aspecto de la vida: I+D+i,
entendido como un Shu Ha Ri para el Arte Marcial.
Investigación (aka SHU)
On Ko Chi Shin. Estudiar lo antiguo es comprender lo
nuevo.
Cuando aprendemos / practicamos un arte marcial lo
hacemos a partir de unas bases (técnicas, tácticas y filosóficas) sentadas por
maestros anteriores a nosotros que, en muchos casos, fallecieron antes de que
nosotros empezásemos a practicar.
Nuestro aprendizaje debería llevar aparejado un
conocimiento del contexto socio-económico y político del lugar y época del
asentamiento de estas bases que nos ayudarán a comprender el porqué de muchas
cosas. Un ejemplo de esto es el Koshiki no Gata del Judo Kodokan.
No obstante, es curioso el hermetismo que existe dentro
de las artes marciales a la hora de compartir conocimientos. Es cierto que
muchos practicantes son profesionales de sus artes, pero ello no implica
guardar sus conocimientos como si fuesen el anillo del señor oscuro, que
corrompe sus almas de la misma manera guardando sus secretos con el mayor celo
del mundo. Imaginémonos que esto sucediese en todos los ámbitos. Si la
información no estuviese ahí para que quien quiera lo pueda consultar y así
intentar mejorarlo, todavía la medicina andaría realizando sangrías a la gente.
Esta fase está abierta a todos los practicantes del Arte
Marcial.
Desarrollo (aka HA).
Otros han visto lo que es y preguntaron por qué. Yo he
visto que podría ser y he preguntado porqué no.
Pablo Picasso
Cuando se han comprendido las bases, debemos de jugar con
ellas: volver a reformularlas, crear hipótesis opuestas, cuestionarlas… para
así poder confirmarlas o refutarlas y evolucionar. Esta etapa es imposible sin
un profundo conocimiento de la anterior, porque sin cimientos no podemos
construir.
Al ser un arte marcial de lo que estamos hablando, muchos
aspectos que desarrollamos van estrechamente vinculados a nuestro nivel,
capacidades y condiciones físicas, por lo deberíamos ser cuidadosos para
valorar si una particularidad (la nuestra) es extrapolable a una generalidad
(le funciona a todos o no). Esto requiere una modificación o adaptación en
muchos casos de los sistemas pedagógicos empleados, como puede ser las
modificaciones gestuales en el mismo kata realizadas por las diferentes Ryu Ha.
Esta etapa está, o debería estar, limitada a practicantes
a partir de cierto nivel técnico y de conocimiento, para así evitar realizar
cambios sin cohesión con el sistema o por cuestiones ajenas a las técnicas y
tácticas del arte marcial en cuestión.
Innovación (aka RI).
Que sería de la vida si no tuviéramos el valor de
intentar algo nuevo.
Vincent Van Gogh.
Esta es una fase para unos pocos. Aunque son muchos los
que desean innovar, pocos son capaces de hacerlo con coherencia para
estructurar una técnica, un kata o un sistema nuevo, puesto que requiere mucho
tiempo de estudios y desarrollos, reformulando una y otra vez, cuestionando
axiomas y corolarios del propio sistema.
Como actualmente es prácticamente imposible innovar a
nivel de técnicas o katas, casi todos los esfuerzos van (o deberían ir)
encaminados a los sistemas pedagógicos (en función de la orientación y
objetivos que se le quiera dar) creando nuevas rutinas o ejercicios para la
mejor comprensión y habilidad del estudiante. Esto es, técnicas de ayer,
métodos de hoy.
Es curioso cómo ha habido “innovaciones” (que todos
conocemos) que han consistido en copiar rutinas, formas o técnicas de otros
sistemas para incorporarlos como creaciones propias. Afortunadamente, en la era
de la información y el entrenamiento cruzado esto es cada vez más difícil, y
cuando sucede es fácil desarticularlo.
Más rápido se coge al mentiroso que al cojo.
Proverbio
Por tanto, una Arte Tradicional (o no) requiere I+D+i, esto
es, estudio y práctica reflexiva, no una repetición sistemática y caduca sin
cuestionamiento.
Es necesario el On Ko Chi Shin. Pero comprender lo
antiguo no es quedarse en ello; esto sería como si cada nuevo practicante
empezase siempre desde los orígenes y tuviese que recorrer todo el camino
obviando todos los avances. ¿Acaso un médico empieza haciendo sangrías para
aprender a dar otros tratamientos? NO. Porque eso ya está superado. ¿Pero lo
está en las artes marciales? ¿Sabes por qué practicas lo que practicas? ¿Cuáles
son sus objetivos, finalidades y utilidades?
Esto es algo estrechamente vinculado a los sistemas
pedagógicos empleados y al propio desarrollo del sistema, que habitualmente ha
conllevado una estandarización, tanto de las técnicas como los principios
rectores del mismo, con un programa formativo cerrado o vinculado a una
normativa cerrada, como medio de aprendizaje.
Mmm… ¿una estandarización? ¿No habíamos dicho que lo
tradicional no tenía reglas?
No debemos dejarnos llevar por la verdad impuesta o un
dogma ortodoxo en pro de una preservación absurda. En su lugar deberíamos
guiarnos por la lógica y el sentido común en consonancia con el objetivo que
nos marquemos.
Porque morder también es karate.
Taiji Kase
Esto no quiere decir que se defenestre lo antiguo, sino
que se reinterprete (o no). Podemos comer una fabada estilo tradicional o
podemos comer fabada de un estrella Michelin que mantiene los sabores de
antaño, pero con las texturas de hoy. Y no por eso deja de ser fabada. Ahora
bien, si no lleva compango, podrá parecer una fabada, pero NO lo es.
Una tradición, el arte marcial en nuestro caso, perdura y
se mantiene tanto en cuanto su contextualización se actualice constantemente.
Por tanto, no te preocupes si tu arte es tradicional o
no. Esa no es la cuestión.
- Preocúpate de averiguar si la realidad y la lógica son más importantes que el mantenimiento de una tradición o la imposición de una captura cognitiva.
- Preocúpate si se mantienen misticismos, explicaciones aleccionadoras de aspectos totalmente subjetivos, jerarquías rígidas, secretos o se oculta información que no favorece tu entendimiento y limita tu progresión, y por ende, la del arte.
- Preocúpate de alejarte de los vendedores de humo, que todo lo etiquetan y cuadriculan, que obnubilan y cierran tu mente y que sólo desean convertirte en un acólito con ceguera por falta de atención.
- Preocúpate de si la práctica es adaptable, primando al practicante y su comprensión del arte sobre formas o trabajos rígidos e inamovibles.
- Preocúpate de que la pedagogía empleada tenga un objetivo, una justificación y una metodología desarrollada, y no que las cosas sean porque sí o porque nosotros lo hacemos así, obviando la lógica y la biomecánica.
- Preocúpate de aprender, practicar y estudiar los orígenes del arte, cómo ha evolucionado, porqué ha evolucionado así, cómo nos hemos beneficiado de ello, cómo se entiende y se practica hoy y cómo lo mejorarás para el mañana.
- Preocúpate de practicar, diligente y continuamente, aprendiendo hasta del paisaje, saliendo fuera de tu zona de confort
- Preocúpate de disfrutar con tu práctica y aprendizaje.
- Preocúpate de encontrar un dojo que cubra tus inquietudes y objetivos.
El que algo sea tradicional no es ningún sello de
garantía y calidad
José Luis Prieto.
Y al que le guste bien… y al que no, también. Es tu vida,
tu tiempo y tu arte. Elige bien.
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